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sábado, 16 de novembro de 2013

Alfano, el delfín de Berlusconi, crea un grupo parlamentario propio


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Alfano, el delfín de Berlusconi, crea un grupo parlamentario propio

El día elegido por Silvio Berlusconi para refundar la vieja Forza Italia, el partido con el que aterrizó en la política en 1994, fue también el de la gran traición: Angelino Alfano, su delfín durante los últimos años, el político de 43 años al que Il Cavaliere, de 77, hizo creer que sería su sucesor al frente del centroderecha italiano, decidió instalarse por su cuenta y fundar un grupo parlamentario que se llamará Nuevo Centroderecha. Durante una intervención de hora y media ante sus leales, Berlusconi reconoció la ruptura –que atribuyó a desencuentros personales— e hilvanó un discurso descaradamente populista en el que, como suele, atribuyó los males de Italia al euro, los jueces y los comunistas.


La ruptura –ahora oficial entre Silvio Berlusconi y su ahijado político se fraguó el pasado 2 de octubre en el Senado. Aquel día, Angelino Alfano, actual vicepresidente y ministro del Interior en el Gobierno de coalición presidido por Enrico Letta, impidió que el viejo político —cada vez más acosado por sus problemas judiciales-- derribara al Ejecutivo. La sonada derrota, en vivo y en directo, de Il Cavaliere provocó también un gran y público enfrentamiento entre la línea dura del Pueblo de la Libertad (PDL), hostil al Gobierno de coalición con el centroizquierda, y aquellos que, liderados por Alfano, son partidarios de preservar su cuota de poder en el llamado gobierno de estabilidad con el Partido Democrático (PD). La refriega, no exenta de insultos y amenazas, ha terminado en ruptura.


No se sabe si por emoción verdadera o por uno de sus habituales golpes teatrales, a Silvio Berlusconi se le quebró la voz cuando confirmó ante los delegados de Forza Italia que su hasta ahora pupilo Alfano se había ido de su lado. “Podéis imaginaos”, explicó, “que si la misión desde 1994 hasta hoy era la de unir, el dolor que me provoca la situación. Aunque este nuevo grupo puede parecer que ayuda a la izquierda, no podemos cavar entre ellos y nosotros una zanja que después sea muy difícil atravesar. En el futuro tendremos que hacer coalición con ellos. No quiero que los insultéis”. A lo que la platea de un salón de actos abarrotado respondió con gritos de “¡traidores!” y “¡payasos!”. Independientemente de la puesta en escena —Berlusconi habló sin necesidad de papeles durante una hora y media y solo se retiró después de un ligero mareo—, lo cierto es que la ruptura con Alfano, los ministros y una treintena de parlamentarios deja al viejo zorro de la política sin una de sus armas preferidas: ya no podrá amenazar, un día y otro también, con dejar caer al Gobierno de Enrico Letta. Simplemente porque ya no dispone de los parlamentarios necesarios.


 


 


 


 


 


 


 




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