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quinta-feira, 30 de janeiro de 2014

Rusia debate si es revolución o provocación


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Rusia debate si es revolución o provocación

Las protestas antigubernamentales en Ucrania se han convertido en el tema principal de la prensa rusa, que sigue minuciosamente el desarrollo de la crisis en Ucrania, país vecino y hasta 1991 parte del imperio soviético. Los canales de televisión y cadenas de radio, los periódicos y revistas, las redes sociales están llenos de comentarios sobre las protestas del Euromaidán.


La prensa oficialista describe los acontecimientos en Ucrania, en general, como protestas ilegítimas y radicales, dirigidas por países occidentales. La redacción rusa de Radio Libertad (el canal financiado por el Congreso de EE UU) publicó en su web un “Diccionario moscovita de la protesta ucraniana” para ilustrar los términos en los que los periodistas rusos cubren la crisis en el país vecino.


Así, a los participantes de las manifestaciones antigubernamentales se les califica de “extremistas”, “miembros de bandas criminales”, “guerrilleros”, “vándalos”, “organizadores de pogromos”, “radicales”, “grupos ultranacionalistas”, “asaltantes” o “provocadores”.


La radio da un ejemplo de esa propaganda, citando un programa informativo del canal de televisión estatal Rossia 24: “Para tomar diferentes edificios de administraciones regionales en el país se utiliza a nacionalistas, a los que se lleva de las regiones occidentales de Ucrania a tal o cual región. Allí se les une la parte más agresiva de la población. Después de llevar a cabo su tarea, los guerrilleros se dirigen a otra región”.


Pero en la era de Internet es difícil hacer callar otras opiniones. El espacio informativo ruso, sobre todo los blogs, están llenos de reportajes de testigos directos de los acontecimientos en Kiev.


El famoso bloguero Iliá Varlámov  ha publicado una serie de reportajes con fotos de buena calidad sobre las protestas en Kiev, la vida cotidiana de los manifestantes y la labor de las fuerzas de seguridad. Pero incluso el respaldo a los manifestantes se basa en este caso más en la admiración que suscita su "disciplina militar". En Euromaidan, la plaza de Europa epicentro de la protesta, “ la organización es extraordinaria. Es como un pequeño Estado. Tienen su ejército, sus almacenes de armas —botellas, palos, piedras— y de comida, su prensa interna, sus tiendas, y defiende muy bien sus fronteras. Todas las entradas a la plaza están protegidas por altas barricadas”, describe Varlámov. “Euromaidan se parece a un penal de alta seguridad, con sus atalayas, sus paredes de alambre espinoso y sus guardias. La defensa consiste en guerrilleros bien dotados de palos, cadenas y de botellas con cócteles molótov. Aquí reina una disciplina de ejército. En su tiempo libre se entrenan desfilando o aprendiendo el abc de los combates callejeros... Estoy convencido de que una vez resuelta la crisis política valdría la pena cubrir con un techo de vidrio parte del Maidan y organizar allí un museo. Maidan tiene que ser conservado para las generaciones futuras”, concluye el bloguero.


Esa línea de división que se puede observar en la prensa rusa pasa también por la mente de políticos, politólogos, intelectuales y gente común y corriente de la sociedad rusa.


El Consejo de la Federación (Cámara alta del Parlamento ruso) aprobó este miércoles una declaración sobre la situación en Ucrania, en la que condena la injerencia de los países occidentales en los asuntos internos de ese país: “Las declaraciones de una serie de políticos occidentales, que intervienen desvergonzadamente en los asuntos internos de Ucrania y provocan intencionadamente la desestabilización de la situación en el país, suscitan perplejidad e indignación. El Consejo de la Federación llama a cesar la abierta injerencia desde fuera en los asuntos de un Estado soberano”.


Esa línea de acusación a Occidente de todo lo malo que está sucediendo en Ucrania es bastante popular entre los politólogos oficialistas rusos. Hay quien ve por todas partes la mano dura de Washington y está convencido de que el guión de las protestas ha sido escrito en la Casa Blanca y tiene como objetivo atacar a Rusia.


“Así como en Siria están actuando guerrilleros-terroristas, en Ucrania están actuando guerrilleros-fascistas. Así como con los disturbios y el cambio del régimen en Siria se pretende influir en la situación en Irán, los disturbios, el caos y el cambio del régimen en Ucrania están dirigidos contra Rusia”, opina Veronika Krashenínnikova, directora general del Instituto de Investigaciones de Política Exterior.


Pero una posible intervención de Rusia en la crisis ucraniana se ve poco probable, teniendo en cuenta las últimas declaraciones del presidente Vladímir Putin en Bruselas, en las que dio a entender claramente que el Kremlin no tiene la intención de injerirse en los asuntos internos de su vecino: “No sé si Ucrania necesita mediadores... Cuantos más mediadores, más problemas”, subrayó.


“No pienso que ese escenario [de una intervención] pueda ser real. Putin entiende bastante bien que la intervención es inútil y que lo único que podemos hacer es esperar y observar, porque cualquier desarrollo de la situación actual en Ucrania lleva al caos”, declaró a EL PAÍS Fiódor Lukiánov, director de la revista Rusia en la Política Global. “En los 15 años que Putin lleva en el poder el fracaso más grande de su política exterior ha sido Ucrania y su apoyo a Yanukóvich durante la campaña electoral. Y ahora Putin está dispuesto a corregir esa incómoda equivocación”, concluye Lukiánov.




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