El Gobierno ucranio, presionado en la calle por decenas de miles de manifestantes que piden su dimisión, ha salido al contraataque, tras la inyección de moral que le ha supuesto el rechazo de la moción de censura presentada el martes en la Rada Suprema (el Parlamento). Este miércoles, una delegación encabezada por el viceprimer ministro Yuri Boiko, responsable en materia de energía, ha salido a Moscú para negociar varios asuntos bilaterales, incluido un nuevo acuerdo de compra de gas natural por parte de Ucrania.
El acercamiento de Kiev a Moscú en detrimento de la relación con la Unión Europea es el principal motivo de queja de la oposición, que desde hace una semana sale a la calle a diario. El primer ministro, Mikola Azarov, ha recordado que "el Parlamento nos ha dado su confianza. Esto es algo que la oposición y nuestros socios en el extranjero deben aceptar".
En unos comentarios televisados tras la reunión del Consejo de Ministros, Azarov ha alertado a los manifestantes: "Vuestros líderes os empujan a cometer un delito. Se refugiarán tras su inmunidad parlamentaria y vosotros no tendréis donde resguardaros", y ha afirmado que "aquellos responsables de actos ilegales deberán responder por ellos". Según la agencia France Presse, el Gobierno ucraniano ha pedido a la Universidad de Kiev una lista de estudiantes que "hayan podido estar presentes" en las protestas de la última semana.
Azarov también ha dicho que una delegación ucrania se dirige a Bruselas, por lo que "el motivo de las protestas no existe". La Comisión Europea ha dicho "no poder confirmar" esta afirmación del primer ministro, a través del portavoz del comisario Stefan Füle, responsable de las relaciones con los países periféricos a la UE.
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