El informe de la comisión de expertos encargada de revisar el funcionamiento de los programas de vigilancia de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) promueve una reestructuración de la organización y cambios en su funcionamiento para limitar su capacidad de espionaje. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se ha reunido esta mañana con los cinco integrantes del equipo, que él mismo ordenó constituir este verano, para conocer sus propuestas y trasladarle sus inquietudes, ha explicado el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney.
La 46 recomendaciones del informe no proponen restricciones significativas pero incluyen modificaciones de carácter técnico, como prohibir a la NSA que exija a las compañías tecnológicas que incluyan puertas traseras en su software para facilitar que el Gobierno tenga acceso las comunicaciones encriptadas o que almacene programas y herramientas diseñados para hackear y destruir sistemas informáticos. Los expertos proponen que sea una compañía telefónica o una entidad independiente la que albergue la base de datos de las llamadas telefónicas recopiladas por la agencia. Los directivos de la NSA se han mostrado reacios a que esa información esté en poder de un tercero ya que el hecho de tener que solicitar acceso a la misma restaría a la agencia capacidad de reacción y efectividad.
Obama ordenó constituir este grupo en verano en respuesta a la creciente indignación provocada por las filtraciones de Edward Snowden. “El presidente no va a hacer juicios prematuros, sino que va a evaluar el documento detenidamente”, ha señalado Carney este miércoles. El informe no es vinculante y la Casa Blanca ya ha advertido de que, además de éste, tendrá en cuenta también los estudios del comité de expertos en libertades civiles. El presidente explicará las conclusiones de la revisión de las políticas y programas de vigilancia el próximo mes de enero, ha confirmado el portavoz.
El documento también plantea cambios en la dirección de la NSA. Se recomienda que sea un civil quien dirija la agencia, que siempre ha estado liderada por un militar desde que se fundara en 1952, y que sean altos funcionarios de la Casa Blanca, entre ellos el propio presidente, quienes revisen personalmente el listado de los líderes extranjeros cuyas comunicaciones son objeto de vigilancia.
Los expertos proponen que el Cibercomando, la unidad de hackers del Ejército creada en 2009, se escinda de la NSA, de manera que una agencia se encargue de inteligencia y quede relevada del mando de las operaciones ofensivas propias del Cibercomando, a cuyo cargo están los ataques militares a sistemas informáticos extranjeros. El Post adelantaba el viernes pasado que la Casa Blanca no contemplaba separar ambas instituciones. Entre las recomendaciones se recoge la creación de un equipo de abogados que se encargue de rebatir los argumentos de la fiscalía ante el Tribunal de Supervisión de Inteligencia Extranjera a la hora de solicitar las órdenes judiciales que autorizan las prácticas de la NSA.
La Casa Blanca ha decidido hacer público el informe un día después de que el presidente se reuniera con los consejeros delegados de las principales compañías tecnológicas del país, quienes le trasladaron sus preocupaciones acerca de los programas de espionaje del Gobierno y le instaron a que “actuara con mayor contundencia y rapidez” en la ejecución de las reformas para limitar las prácticas de vigilancia de la NSA. El mensaje que le trasladaron al presidente abundaba en el contenido de la carta que ocho de esas empresas de Internet hicieron pública la semana pasada en la que instaban a Obama a que aplicara nunevas restricciones cuanto antes.
Aunque plantea un reforzamiento de los requisitos para autorizar los programas de vigilancia, el informe reconoce la legalidad de las prácticas de espionaje, una opinión contraria a la que emitió un juez federal el pasado lunes. En su fallo, el primero que emite un tribunal en contra de las prácticas de la NSA desde que comenzaron las filtraciones en junio, el magistrado cuestionaba la constitucionalidad de las actividades de la agencia y sostenía que no había quedado claro que las medidas hayan contribuido a la lucha contra terrorismo tal y como defienden los directivos de la NSA.
El grupo de expertos está integrado por miembros de larga experiencia en las agencias de inteligencia estadounidenses, como el ex subdirector de la CIA, Michael Morell, Richard Clark, antiguo jefe de Antiterrorismo, Peter Swire, exfuncionario experto en temas de privacidad, y los académicos, Geoffrey Stone, profesor de Derecho Constitucional en la universidad de Chicago y Cass Sunstein, profesor de Derecho.
Frente a las críticas, el director de la agencia, el general Keith Alexander, sostuvo la semana pasada en una audiencia ante el Senado que los programas de vigilancia de la NSA “eran un buen modelo, no sólo para EE UU, sino para el resto del mundo”.
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