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segunda-feira, 4 de novembro de 2013

La violencia radical dinamita el proceso de pacificación de Kosovo


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La violencia radical dinamita el proceso de pacificación de Kosovo

El camino de Kosovo hacia la estabilidad va a ser más largo de lo que muchos esperaban después del prometedor acuerdo sellado entre los Gobiernos de Pristina y Belgrado el pasado mes de abril. La violencia de grupos extremistas ha dinamitado este domingo las elecciones locales convocadas en el norte de la antigua provincia yugoslava, en un pasaje clave para la normalización de la situación de este territorio, en el que la mayoría serbia no reconoce las instituciones kosovares.


Al anochecer del domingo, hombres encapuchados irrumpieron en varios colegios electorales de Mitrovica, principal centro urbano de la zona de mayoría serbia, forzaron la suspensión de las operaciones de voto, acosaron a los observadores internacionales y destruyeron las urnas que contenían las papeletas. Hasta entonces, la participación había sido muy baja: un 7% a cuatro horas del cierre de las urnas, último dato disponible, en Mitrovica, y alrededor del 22% en otras municipalidades de la región.


El dato ilustra el escaso compromiso de los lugareños con el proceso impulsado por las capitales, tanto por falta de convicción como o por intimidación de los radicales. La jornada electoral había sido precedida por un goteo de episodios de violencia.


El nudo del norte es el mayor escollo a la normalización de la situación de Kosovo. Pese al deshielo de las relaciones entre Belgrado y Pristina, facilitado por la labor negociadora de la UE y encumbrado en el acuerdo del pasado abril, la población que vive en la parte del país norte del río Ibar no acepta integrarse en las instituciones kosovares. Se calcula que residen ahí entre 50.000 y 60.000 serbios. Al sur del Ibar –en el resto del territorio kosovar- los ciudadanos de los enclaves serbios sí acudieron a votar con normalidad, con una tasa de participación de alrededor del 60%.


El fracaso del voto “representa un golpe para el acuerdo” de abril, comenta, en conversación telefónica desde Pristina, Ilir Deda, director del Instituto Kosovar para la Investigación Política y el Desarrollo, un centro independiente. “Sin embargo, creo que el proceso no descarrilará, porque Occidente no quiere”, dice Deda, quien señala que en el resto del país las elecciones fueron las más transparentes desde la declaración de independencia, en 2008.


Deda señala que detrás de la violencia reside la voluntad de sacar más en las negociaciones sobre el estatus del norte de Kosovo.


Kosovo declaró su independencia de Serbia en 2008, y ha obtenido desde entonces el reconocimiento de un centenar de países. Belgrado se ha opuesto frontalmente a la independencia, pero en aras a abrirse camino hacia la UE ha terminado por aceptar una normalización de las relaciones con Pristina que no incluye el reconocimiento de Kosovo como Estado. Pero el entendimiento entre Gobiernos debe lograr convencer a los ciudadanos de Mitrovica y alrededores, que temen que su integración en el sistema kosovar representaría el inicio de una lenta asfixia a base de escasez de fondos y trato discriminatorio. Ahora, la región goza de amplias ayudas de Belgrado y es regida por instituciones paralelas independientes de Pristina.


Sin duda, Belgrado, cuyo interés prioritario es acercarse a la UE, seguirá presionando a los serbios de la zona para que acepten los términos del acuerdo con Pristina, pero el fracaso de los comicios locales deja presagiar que la barricada que todavía separa en dos la ciudad de Mitrovica –norte serbio, sur albanokosovar- será muy difícil de desmontar.




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